domingo, 24 de mayo de 2009

Despedida

Finalmente la Diputación de Huelva ha decidido cerrar la Oficina Técnica de Regadíos en Fuenteheridos. Esta Oficina ofrecía a los agricultores serranos asesoramiento técnico sobre frutales y regadíos, y era la referencia obligada en la Sierra sobre temas de castaños. En ningún otro sitio se tenían conocimientos técnicos tan directos y precisos sobre el castañar de la Sierra como en esta Oficina. Los artículos que publicamos aquí sobre la socarrina de los castaños o sobre los problemas del castañar son un ejemplo de ello. Además, desde la Oficina se intentaban abordar soluciones concretas para las muchas dificultades que afronta hoy en día el castañar. Con esta decisión la Diputación de Huelva retira el apoyo que venía prestando al castañar serrano en un momento crítico para su supervivencia. En el siguiente artículo, el director de esta Oficina, Diego Diajara, hace un balance del trabajo realizado y nos deja sus reflexiones.

BALANCE DE 10 AÑOS DEDICADOS A INTENTAR MEJORAR LA AGRICULTURA SERRANA
El día 31 de mayo la Oficina Técnica de Regadíos cierra definitivamente sus puertas. Me gustaría, en nombre de mis compañeros y en el mío propio, despedirme profesionalmente de todos vosotros, agricultores y serranos en general, como debe de ser. Quisiera también dejaros un breve resumen del trabajo realizado y unas últimas reflexiones, por si a alguien pudieran serle de alguna utilidad.

Nuestro principal objetivo a lo largo de estos 10 años ha sido tratar de mejorar la calidad y la rentabilidad de nuestros castaños y regadíos. Hemos investigado profundamente el castañar tradicional, hemos dado a conocer nuevas variedades de castañas hasta ahora desconocidas por muchos, hemos asesorado y colaborado en diseño y manejo de estas nuevas variedades y plantaciones, hemos hecho los seguimientos oportunos para que si se detectaba alguna enfermedad de cuarentena, erradicarla y que no se transmitiera al castañar tradicional, y hemos organizado varios eventos y jornadas técnicas en la Comarca y fuera de ella.

En cuanto a los regadíos ¿que os voy a decir? Hemos sido el eslabón para unir y convencer a varios Alcaldes de que una de las cosas mas importantes que se pueden hacer en la Sierra es recuperar los regadíos históricos, para que estas tierras vuelvan a ser lo que todos soñamos y por desgracia sólo unos pocos hemos conocido. Tierras generadoras de riqueza y de puestos de trabajo tan necesitados en estos tiempos. Hemos convencido a las Administraciones tanto provinciales como regionales de la necesidad de modernizar, de acuerdo a los nuevos métodos de riego, estos regadíos que antaño fueron parte del sustento de vida de muchas familias. Hemos llevado a cabo intensas negociaciones y trámites con la Confederación Hidrográfica del Guadiana para obtener las concesiones de agua que se requieren antes de constituir la definitiva Comunidad de Regantes del Valle del Múrtigas.

Además, en colaboración con varios agricultores, se han hecho plantaciones de frutales, que nada tienen que envidiar a las mas modernas de Europa. Ahí están para dar ejemplo de como se puede desarrollar una fruticultura de primor, respetuosa con el medio ambiente y el entorno, generadora de mano de obra asalariada y familiar.

Finalmente hemos colaborado con diversos medios de comunicación (Prensa, Radio y Televisión), para ayudar a que nuestros productos agrícolas se conozcan y se aprecien por parte del consumidor. Además, hemos colaborado con varias Universidades y con distintas Consejerías, muy especialmente con la Consejería de Medio Ambiente y con la de Agricultura. También hemos intercambiado conocimientos y experiencias con Científicos del castaño a nivel internacional, del INRA y Ctifl de Francia y del INIA de Chile.

En una palabra hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos, para levantar el castañar y fruticultura Serrana tan olvidada por nuestros políticos, los de antes y los de ahora.

Nuestra Oficina cierra precisamente ahora que empezaban a verse los resultados del esfuerzo y el trabajo de un equipo que ha sabido suplir con dedicación y cariño la escasez de medios que nos proporcionaron. Como comprenderéis, a mi edad, que cierren la Oficina a mi ya no me causa un gran trastorno personal, pero lo siento especialmente por mis compañeros que son bastantes mas jóvenes que yo. Sin embargo, mi principal preocupación es otra: temo que este cierre sólo sea el síntoma de un problema mayor: la despreocupación y el desinterés de los políticos hacia las perspectivas y el futuro agrícola de toda una Comarca y la ilusión de muchos agricultores.

¿Que va a ser de nuestros castaños? ¿Quien va a seguir investigando para aumentar su rentabilidad y que no acaben un día siendo pasto de las llamas? ¿Quien va a seguir velando para que enfermedades nuevas o plagas de introducción reciente en Europa no los invadan? Y ¿Qué pasará con los ensayos que tenemos en marcha para investigar 12 variedades de castañas mediante injerto en 4 fincas con cuyos propietarios se firmó un contrato por 5 años? La verdad, en estos momentos no lo sabemos. ¿Que va a pasar con la futura Comunidad de Regantes?, ¿Se va a llevar a feliz término su constitución? ¿Vendrán las ayudas que han prometido para que ese bien tan preciado que es el agua, llegue hasta donde hace muchos años no llega? No olvidemos que antes de ser declaradas Parque Natural, estas tierras ya eran un vergel, gracias a su naturaleza y al esmero de los propios agricultores.
Una forma efectiva de luchar contra el cambio climático sería invertir para proteger este verdadero pulmón de oxigeno que contribuye a purificar el aire que respiramos. En lugar de ello, vemos cómo se destinan miles de euros a organizar jornadas para hablar del cambio climático.

Esperamos al menos que sensatez política no desaparezca totalmente, y que la Oficina Agrícola se mantenga, aunque sean otras personas las que trabajen en ella. En los tiempos que vivimos es bueno y necesario que haya regeneración en todos los ámbitos de la Administración. Por eso desde aquí pido a nuestros gestores, que busquen a otro grupo de personas y sigan el buen camino que nosotros iniciamos hace ahora 10 años.

Sé que muchas veces os he cansado con tecnicismos y palabras un poco raras, refiriéndome a nuestros queridos castaños, pero no quedaba otro tipo de expresión. Ahora ha llegado el momento de dirigirme a todos vosotros como agricultor (no tengo castaños) y sobre todo como Serrano, que nació y que finalmente descansará a la sombra de ellos (el cementerio de mi pueblo también esta rodeado de estos majestuosos árboles).

Como culminación a 10 años de trabajo, voy a repetir una Ponencia mía, que di en la 1º Feria de la Castaña Andaluza que se celebró en Fuenteheridos, porque me consta que la mayoría no la conocéis y creo que os gustará. Mirad, decía así:

Me gustaría que dejáseis volar vuestra imaginación, pues si bien mis palabras carecen de rigor científico, sí creo que os producirán los mismos sentimientos que a mí al pronunciarlas.
La castaña es un fruto distinto a los demás. Ningún otro fruto reúne a la familia, a los amigos, a los vecinos para juntos charlar, contar anécdotas, los abuelos contarles cuentos a sus nietos... mientras juntos, y al calor de la candela, esperamos que se ase un tostao de castañas.
Es por tanto un fruto evocador de añoranzas. Es motivo de fiesta y alegría.... Es un rito muy antiguo que pervive en nuestros días.
¡Qué entrañable es contemplar estampas otoñales y Navideñas de grandes ciudades sumergidas en la vorágine del día a día, y ver cómo en una esquina de una céntrica calle hay un vendedor de castañas asadas que, como si quisiera que el tiempo no pasase, entre el calor, el humo y ese olorcillo tan agradable con sabor a pueblo y a castañas asadas, ofrece una imagen que no parece de nuestros días!
Por todo ello, es un fruto rodeado de un halo de nostalgia y recuerdos de niñez, que a todos nos agrada guardar en nuestra memoria, para seguirlo transmitiendo a generaciones venideras.
Los castaños, esos grandes desconocidos por muchos, y casi olvidados por otros, esos árboles llenos de misterios, son los que hacen posible que los Serranos nos sintamos orgullosos de tener un paisaje único.
Alguien dijo que los castaños han subido a los altares sin ser madera para santos, pues muchos retablos y altares de Iglesias y Catedrales están hecho con esta noble madera. Tan nobles son los castaños que cuenta la leyenda que, bajo su espesura, nunca se pudieron esconder charlatanes y filibusteros, pues después llegaba el otoño y se quedaban al descubierto (cada uno que lo interprete como quiera).
A finales de otoño se visten con sus mejores galas... colores amarillos, rojos, ocres... para después, irse desnudando lentamente, mostrándonos sus esbeltas y hermosas siluetas, antes de descansar en el crudo y frío invierno serrano. Aunque vetustos y ahuecados por las inclemencias del tiempo y el paso de los años, no quieren que los abandonemos. Saben que son necesarios para mantener vivo el ecosistema de la Sierra. Pasan el invierno desnudos, acumulando el frío que tan necesario les es. Cuando llega la primavera, nos dan una lección magistral de naturaleza llena de esplendor y verdor y dan cobijo a los pájaros para que nidifiquen y se reproduzcan. Es toda una invitación a comenzar un nuevo ciclo de vida. En los rigores del verano, mientras están gestando una nueva cosecha, nos protegen con su sombra, y dan frescor a las noches serranas...

Por todo ello, tenemos que luchar para que nunca desaparezcan, ni se vean diezmados. Imaginarse la Sierra... nuestra Sierra, sin sus castaños, seria como imaginarse que a la Tierra, un día le faltase el sol.

Diego Vicente Diajara Hidalgo.

Recuerdos

Estimados Amigos de los árboles de nuestra Sierra,

Soy Manuel Moya, de Fuenteheridos, y quiero felicitaros por el blog, que me recomienda Carmen Castillo. Mi padre, agricultor de Fuenteheridos, ha dedicado su vida al cuidado de los árboles y por eso aplaudo vuestra iniciativa. Os hablaré sucintamente de mi padre, que vive todavía y que sigue queriendo a los árboles. No he conocido a nadie que los haya querido tanto y agradecido tanto su existencia. Un día fui a buscarlo al campo, cuando él ya tenía 70 años. Lo vi empujando trabajosamente un carrillo lleno de piedras. Le pregunté qué hacía, qué estaba haciendo. Lo que estaba haciendo era, nada más y nada menos, rellenar (empastar) los huecos de los viejos castaños con esas piedras y con la tierra que sacaba de los alrededores. Me dijo que eso lo hacía para que los castaños aguantasen mejor las embestidas del viento y los aguajes, para alargar, en suma, la vida de los castaños. A tí qué más te da, le respondí, tú tienes ya setenta años. Bueno, me dijo, las cosas no son así. Si el abuelo de mi abuelo hubiera pensado esto desde luego que no hubiera plantado o cuidado sus castaños. Yo he podido vivir del campo porque el abuelo de mi abuelo sembró y cuidó unos castaños que a él le iban a producir muy poco y sin embargo trabajó. Mi obligación es dejarles a los nietos de mis nietos las cosas como me las encontré, ni más ni menos. También, resumió, ellos tienen derecho a comer, como lo he tenido yo.
Os relato esta pequeña historia como ejemplo y como paliativo para quienes todo lo quieren aquí y ahora y son capaces de destruir todo cuanto se les ponga a su alcance, por conseguir un "pelotazo" ya pero ya. Hemos perdido el ritmo y el tiempo de las cosas importantes (el tiempo y el ritmo de la Naturaleza) y nos hemos convertido en extranjeros de nuestra propia casa, en gente de paso, cuando no en simples depre-dadores. Por eso os felicito y os aplaudo por la iniciativa del blog.

Yo también planto árboles. Árboles de la memoria, los llamo. Cuando voy a un lugar emblemático (la Alhambra, Silos, El Museo del Prado, la Mezquita Azul de Estambul, El capitolio o el Coliseo romano, el cementerio de Moguer o de Soria, donde están enterrados Juan Ramón o Machado, respectivamente, o el barranco de la Fuente Grande, en Alfacar, donde se dice que reposan los restos de Lorca...), me traigo semillas de distintos árboles y las siembro en mi terraza hasta que alcanzan la altura necesaria para plantarlos en mi huerta. Si entre los blogueros hay alguien interesado/a en alguno de estos árboles, le ruego se ponga en contacto conmigo y yo, gratuitamente, le proporcionaré alguno.

Un abrazo a todos

Manuel Moya