miércoles, 5 de marzo de 2008

Eucaliptos del Castillo. Cortegana

Esta imagen, de alrededor de los años 30, muestra la salida en procesión de la Virgen de la Piedad desde la ermita del castillo de Cortegana. La hemos tomado de la página web de la Asociación de Amigos del Castillo de Cortegana (www.castillodecortegana.com). Aunque a esta sección de fotos antiguas la hemos llamado “La arboleda perdida”, el eucalipto que aparece a la izquierda de la imagen todavía existe. Ahora tiene unos 20 m de altura y unos 4 m de perímetro de tronco. Este eucalipto es, quizás, uno de los árboles más emblemáticos de la Sierra, no ya solo por su tamaño sino, sobre todo, por el sitio que ocupa, ya que su figura ha pasado a formar parte de la silueta, tan característica, del castillo.

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Pinos canarios. Fuenteheridos

Esta curiosísima arboleda se encuentra a la salida de Fuenteheridos, frente a Villa Onuba. Se trata de unos 20 pinos canarios (Pinus canariensis) que, agrupados en una porción de terreno que no debe tener mucho más de 100 m2, forman una masa compacta, muy característica en el paisaje de esta parte de los alrededores del pueblo. Son árboles enormes, de unos 30 m de altura y unos 2 m de perímetro de tronco. Aunque esta especie es frecuente en las Islas Canarias, de donde es originaria, en nuestra comarca este grupo de pinos canarios con este tamaño es una auténtica rareza. Estos pinos tienen acículas largas (20-30 cm) y flexibles (caídas), agrupadas de tres en tres. El ala de los piñones presenta unas estrías oscuras longitudinales características.
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Cipreses de la calle Olivo. Cortegana

En la calle Olivo de Cortegana hay unos quince cipreses alineados, algunos de ellos muy bonitos y de buen porte. Los plantaron, probablemente, como barrera frente a los varios metros de desnivel que hay entre esta calle y la carretera nacional que atraviesa el pueblo. Son cipreses de Portugal (Cupressus lusitanica), que tienen piñas pequeñas (menos de 1,5 cm de diámetro), cubiertas de un polvillo blanco azulado cuando jóvenes, y con escamas provistas en el dorso de prolongaciones prominentes. A pesar de su nombre, son originarios de Centroamérica. Los de la calle Olivo están podados y tienen buen aspecto, aunque el espacio que ocupan está muy degradado y, aparte de usarse como aparcamiento, presenta basura, chatarra y hasta los restos de un coche abandonado.

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