En la calle Olivo de Cortegana hay unos quince cipreses alineados, algunos de ellos muy bonitos y de buen porte. Los plantaron, probablemente, como barrera frente a los varios metros de desnivel que hay entre esta calle y la carretera nacional que atraviesa el pueblo. Son cipreses de Portugal (Cupressus lusitanica), que tienen piñas pequeñas (menos de 1,5 cm de diámetro), cubiertas de un polvillo blanco azulado cuando jóvenes, y con escamas provistas en el dorso de prolongaciones prominentes. A pesar de su nombre, son originarios de Centroamérica. Los de la calle Olivo están podados y tienen buen aspecto, aunque el espacio que ocupan está muy degradado y, aparte de usarse como aparcamiento, presenta basura, chatarra y hasta los restos de un coche abandonado.
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