En la ladera de solana del Castillo de Aracena hay cerca de cien almendros que son parte del arbolado del pueblo. Están en la parte baja de la ladera, en un sitio poco visible y poco accesible, así que pasan desapercibidos para casi todo el mundo. Están seguramente entre los árboles más olvidados, más ignorados y menos visitados del pueblo. Y es cierto que, probablemente, no sean la octava maravilla, pero durante los meses de enero-febrero, cuando están en floración, forman un auténtico espectáculo. Estos árboles los plantaron en los años setenta, según nos cuenta Pepe el Botti, que es quien mejor conoce el Castillo. A él le dedicamos estas fotos.
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