Si de repente alguien nos preguntara cuáles son las sensaciones agradables que nos transmite la naturaleza, la mayoría de nosotros haría, probablemente, lo mismo: nos encogeríamos un poco de hombros, resoplaríamos ligeramente y empezaríamos a hablar vagamente de paisajes, formas, colores, olores y sabores... En fin, muchas cosas. A algunos quizás se les pasara hablar de sonidos. Y es que hay gente que nunca se ha parado a escuchar un rato los sonidos del campo, que, por lo que sea, nunca han reparado en ellos y que no les tienen un especial aprecio y no les dan mucha importancia. Algo de esto debe pasarles al alcalde y a los concejales del grupo (PSOE) que gobierna en mayoría absoluta el ayuntamiento de Aracena. De otra forma no se entiende que hayan propuesto en el pleno municipal la construcción de un campo de tiro deportivo en la finca La Nava.
La Nava es una finca pública que pertenece al ayuntamiento de Aracena. Está situada en un sitio bastante pintoresco, a unos 2.5 km del pueblo por la carretera de Castañuelo. Bordeando la finca, la carretera asciende hasta lo alto de una sierra y se bifurca, dando un ramal que sigue en dirección a Castañuelo y otro que conduce hasta Carboneras. Cerca de esta bifurcación hay un mirador desde el que se contempla, abajo, un extenso valle. Y no sólo se contempla, también se oye. Una sinfonía de sonidos (y silencios) siempre distinta, que cambia según las horas del día y las estaciones del año. Y además con la ventaja de que es un sitio con poco tráfico. Vale la pena probarlo. Mientras dure, porque el campo de tiro proyectado estaría muy cerca de este punto, en lo alto de la sierra, a una decenas de metros de este mirador. Si lo construyen, es de suponer que tenga un impacto sonoro brutal sobre la sierra y el valle, y que además espante a los animales de la zona. Y todo esto en mitad de un parque natural (por cierto, ¿Qué opina de esto la Dirección del Parque?), en un Municipio Turístico que fomenta el turismo rural basado en la riqueza natural de la zona, y en una finca que en realidad pertenece a todos los vecinos de Aracena... No lo entendemos.
Si se arreglara un poco, La Nava podría tener mucho potencial, por ejemplo, como finca de recreo (lo que ahora llaman un parque periurbano). Tiene una superficie de unas 35 Has. ocupadas en su mayoría por una plantación muy densa de pino resinero (Pinus pinaster). Un pequeño barranco atraviesa la finca a lo largo de casi un kilómetro. En los márgenes de este barranco encontramos algunos alcornoques y vegetación típica de rivera, con chopos, sauces, adelfas... En la parte alta de la finca, justo en la cabecera del barranco, se encuentra un enorme vertedero de escombros que forma sobre el barranco un talud de varios metros de altura. El vertedero forma una enorme explanada que, afianzada, acondicionada y reforestada, podría tener muchas posibilidades. El resto de la finca parece ideal para trazar una red de senderos que permitan a la gente pasear, hacer ejercicio o circular en bicicleta. Hay espacio de sobra para plantearse plantaciones de otros árboles como pinos piñoneros, quejigos, castaños, almeces... Se puede restaurar la vegetación del barranco y potenciar en él la formación de un bosque de galería. La finca podría tener recursos más que suficientes para plantearse en ella actividades de educación medioambiental... Y todo con la ventaja de que está muy cerca del pueblo. ¿Es que hay tantas fincas de recreo y de acceso libre por la zona que podemos permitirnos el lujo de desaprovechar ésta?
Si el alcalde, alguno de los concejales o quienquiera que sea el promotor de este proyecto pudiera darnos una explicación, desde aquí le estaríamos muy agradecidos.
(Pulsa en las fotos para ver más imágenes. Pulsando en la imagen del satélite accedes a Google Maps)
(Para disfrutar y comprobar desde casa la riqueza de sonidos de la naturaleza a través del trabajo de Carlos de Hita , pincha aquí)
lunes, 12 de mayo de 2008
domingo, 11 de mayo de 2008
La Peña de Alájar I
La Peña de Alájar es uno de los sitios destacados de la Sierra, también en lo que se refiere a los árboles. En el poquito espacio que ocupa la zona que normalmente se visita encontramos bastantes ejemplares de diversas especies, en general en buen estado y, algunos de ellos, de gran tamaño. Hay alcornoques, quejigos, tilos, cedros, fresnos, álamos, pinos, encinas, cipreses, plátanos, árboles del amor... Además en los últimos años han plantado varios árboles más y han arreglado un poco los jardines de abajo. No sabemos si estas plantaciones se improvisan o siguen un proyecto definido, pero el sitio, desde luego, merece que lo que se haga se planee con cuidado. Con un poco más de esfuerzo y planificación se podría, por ejemplo, conformar un pequeño jardín botánico que daría a la zona un valor añadido muy interesante.
En el corredor, junto a la fuente, encontramos dos castaños de indias (Aesculus hippocastanum). Estos árboles dan una bonita floración en primavera, una muy buena sombra en verano y castañas en otoño que, aunque no se comen, son bonitas y, dicen, tienen propiedades. Los castaños de indias son muy apreciados como árboles de sombra en toda Europa, pero en la Sierra, no sabemos por qué, están bastante olvidados.
Finalmente, destacamos la fantástica encina que está al fondo, en el llano, junto al campanario. Su tronco, de algo más de 3 m de perímetro, soporta una copa enorme que, proyectada en vertical, abarca una superficie de unos 300 m cuadrados.
La Peña es uno de los lugares más especiales y emblemáticos de la Sierra. Por su historia, por sus connotaciones religiosas, espirituales y mágicas, por el sitio increíble que ocupa, por el agua... pero sin duda también por la atmósfera especial que crea esa envuelta vegetal que forman los árboles. ¿Alguien se puede imaginar la Peña sin árboles? Desde luego sería una cosa muy distinta de lo que ahora es. Lo siguiente es imaginarse lo mucho que ganarían otros lugares destacados de la Sierra con una buena arboleda alrededor.
Entre los árboles que destacan en la Peña tenemos, por ejemplo, los pinos piñoneros (Pinus pinea) que están abajo, casi al borde del talud. Son unos pinos enormes y ocupan un sitio privilegiado, asomados al paisaje de la Sierra y el pueblo. El mayor de ellos, que está solo, inclinado como en equilibrio hacia el vacío, tiene un perímetro de tronco de 3.3 m y una altura de unos 25 m.
Arriba, junto a la ermita, encontramos dos cedros del Atlas (Cedrus atlantica). El mayor de ellos, de porte impresionante, tiene también un tronco de 3.3 m de perímetro y muchos años de vida. Tanto el pino como los cedros han sido incluidos en el tercer tomo del catálogo de Árboles Monumentales de España editado por la Compañía Logística de Hidrocarburos CLH, S.A. (pulsa aquí para ver sus fichas)
Arriba, junto a la ermita, encontramos dos cedros del Atlas (Cedrus atlantica). El mayor de ellos, de porte impresionante, tiene también un tronco de 3.3 m de perímetro y muchos años de vida. Tanto el pino como los cedros han sido incluidos en el tercer tomo del catálogo de Árboles Monumentales de España editado por la Compañía Logística de Hidrocarburos CLH, S.A. (pulsa aquí para ver sus fichas)
En el corredor, junto a la fuente, encontramos dos castaños de indias (Aesculus hippocastanum). Estos árboles dan una bonita floración en primavera, una muy buena sombra en verano y castañas en otoño que, aunque no se comen, son bonitas y, dicen, tienen propiedades. Los castaños de indias son muy apreciados como árboles de sombra en toda Europa, pero en la Sierra, no sabemos por qué, están bastante olvidados.
Finalmente, destacamos la fantástica encina que está al fondo, en el llano, junto al campanario. Su tronco, de algo más de 3 m de perímetro, soporta una copa enorme que, proyectada en vertical, abarca una superficie de unos 300 m cuadrados.
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