martes, 23 de septiembre de 2008

La Alameda de Valdehelechoso. Aracena

Esta imagen está tomada de una postal de Aracena que muestra la “Alameda de Valdehelechoso” alrededor de los años 20. Aunque le llamasen alameda, los árboles que la formaban debían ser en su mayoría olmos, como se aprecia en los que están más cerca. El muro y la entrada a la finca de Valdehelechoso, también conocida como la “Huerta Los Pavos”, aparecen a la izquierda de la fotografía, junto al camino.

La alameda de Valdehelechoso era en realidad el camino de salida del pueblo en dirección a Sevilla. Parece ser que antiguamente existía la buena costumbre de mantener densas arboledas como esta en los accesos a los pueblos. De hecho, todavía quedan restos de estas antiguas arboledas en algunos pueblos de la Sierra, por ejemplo, en Galaroza, en Jabugo (ver las entradas siguientes) y en Aracena (Avenida de la Reina de los Ángeles y calle Tenerías). Entre otras cosas, estas alamedas servían para embellecer las entradas a los pueblos, entradas que hoy en día están totalmente descuidadas, aunque son la primera y la última impresión de ellos que reciben los visitantes (¿Quién haría hoy en día una postal turística mostrando la entrada de alguno de los pueblos de la Sierra?). Además servían para el disfrute de sus propios habitantes, que usaban estas alamedas como sitio de recreo y de paseo. Aunque parezca increíble, todavía la gente sale a pasear por estas carreteras, aunque casi no tengan espacio para caminar y tengan que soportar el tráfico y casi jugarse la vida.
Los restos que quedan de estas antiguas alamedas se encuentran ahora en un estado bastante lamentable. El principal problema de estas arboledas parece haber sido que, al encontrarse fuera de la zona urbana, no han sido competencia del ayuntamiento sino del gobierno central o el autonómico a través del organismo responsable del mantenimiento de las carreteras. Sin embargo estas arboledas son parte del patrimonio de los pueblos en los que se encuentran y los ayuntamientos correspondientes deberían reclamar su competencia sobre ellas.

Ya no queda nada de la antigua alameda de Valdehelechoso. El olmo que quedaba, último testigo de aquellos tiempos, se secó este verano, después de sufrir una poda más que discutible. Como ya contamos en este blog (ver aquí), el año pasado cortaron los otros dos olmos que lo acompañaban. Quien tenga curiosidad puede acercarse a ver el tamaño impresionante de los tocones que quedaron

(Pulsa en la foto para ver la imagen actual)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Se me ocurre al leer estos artículos que quizás genéticamente unos individuos sean mas resistentes a grafiosis que otros. Si es así, podríamos recoger material para reproducir el olmo de Cortelazor que tanto ha resistido a lo largo de su vida.

árboles s.a. dijo...

Eso de que unos individuos puedan ser más resistentes que otros tiene su lógica. De hecho, en 1986 el Ministerio de Medio Ambiente y la Universidad Politécnica de Madrid pusieron en marcha un proyecto para intentar combatir la enfermedad mediante la multiplicación de individuos resistentes. Hasta el 2002 habían recogido para su propagación material vegetal de casi 600 olmos aparentemente resistentes ubicados en 220 localidades de 45 provincias españolas (Huelva no estaba entre ellas).

Muchas veces, sin embargo, los patógenos tienen una mayor capacidad de mutación y adaptación y, al final, consiguen también infectar a los resistentes. De hecho, siempre se había dicho que los pumila eran resistentes, pero los de la carretera tienen toda la pinta de estar muriendo por la grafiosis... Lo de intentar reproducir el olmo de Cortelazor quizás no sea mala idea, aunque por lo visto estos árboles no se multiplican muy bien por esquejes. De todas formas, al pié de ese olmo, dentro del mismo alcorque, está creciendo un pequeño olmito, que no sé si será un rebrote de raíz o lo habrá sembrado alguien...