El castaño es el árbol más emblemático de la Sierra de Aracena. El castañar constituye un inmenso y antiquísimo monumento natural que ha configurado durante siglos el paisaje y la cultura de esta comarca. Sin embargo, en los últimos años han surgido voces que alertan sobre problemas que podrían comprometer su futuro. Para informarnos sobre esto hemos hablado con una de las personas que mejor conoce el castañar de la Sierra de Aracena: Diego Diajara, director de la Oficina Técnica de Regadíos de la Diputación de Huelva, en Fuenteheridos. Durante años, Diego Diajara ha intentado desde esta oficina profundizar en el conocimiento del castañar, en sus problemas y en las posibles soluciones. Esto es lo que nos ha contado:
¿Cuáles son las características principales del castañar de la Sierra de Aracena?
(Diego Diajara): El castaño es un árbol con unos requerimientos particulares que hacen que, en la Península Ibérica, su cultivo sólo haya prosperado en ciertos lugares muy concretos. Uno de ellos es la Sierra de Aracena. Aquí el castañar se extiende por la vertiente norte de la Sierra, entre Aracena y Almonaster, formando un bosque casi continuo. En esta sierra los castaños encuentran condiciones propicias: un suelo de carácter subácido-neutro (pH 5.8-6.7), muy rico en materia orgánica; una humedad alta, con precipitaciones que rondan los mil litros por metro cuadrado y año; y un verano relativamente suave.
Estas condiciones favorecieron la expansión del castaño por la Sierra. Actualmente el castañar ocupa una extensión de entre 4 700 y 5 000 Has. repartidas por 14 municipios. Con una densidad media de 50-60 árboles por Ha., esto supone una población total de alrededor de 270.000 castaños. Se trata además de un bosque muy antiguo. La edad media de estos árboles está entre 350 y 400 años, aunque algunos ejemplares se acercan al milenio.
El 90% de la superficie está ocupada por tres variedades principales, que son, en orden de mayor a menor abundancia: “Ancha”; “Helechal” y “Comisaria”. El restante 10% lo ocupan las variedades “Temprana o Sanmigueleña”; “Pelona del Barranco de los Nogales” y “Vazqueña o Dieguina”.
En su conjunto, este castañar aporta a la Sierra una inmensa cantidad de valores naturales, culturales, paisajísticos, turísticos y económicos, entre otros. Yo, que he visitado muchos otros castañares por todo el país, estoy convencido de que este castañar es único y no hay otro en España que se pueda comparar a éste en extensión continua, antigüedad y belleza.
¿Cuáles son los problemas principales de este castañar?
(Diego Diajara ): El principal problema es que, según nuestros cálculos, los costos de recolección y mantenimiento medios en los últimos años superan en 3 veces al rendimiento que se obtiene por la venta de la castaña. El castañar ha dejado de ser productivo y se está convirtiendo en un lastre para sus propietarios. Como consecuencia, especialmente durante los últimos 6-7 años, los castañares están entrando en un estado de abandono o semi-abandono que ya afecta a alrededor del 50 % de la superficie.
El valor de la castaña osciló en los últimos años entre 0.80 y 0.90 €/kg. La producción media en los últimos años ronda las 700 toneladas en toda la Sierra. Los ingresos totales por la venta de la castaña no suponen por tanto más que alrededor de 600.000 € anuales. Sólo los costos de recogida (que suponen un 70 % del total) son ya superiores al beneficio. Y a ellos hay que añadir los costos de mantenimiento (el 30 % restante), que incluyen desbrozado, labrado, poda y quema.
Por otra parte, las variedades que se cultivan en nuestra sierra son muy antiguas y sus cualidades no se ajustan a lo que actualmente el mercado demanda. Esto hace que nuestro producto se venda mal y a bajo precio. Finalmente, a todo esto se suma la progresiva caída en la producción que se viene constatando desde hace tiempo. Hace unos 30 años, este castañar producía unas 3-4 mil toneladas de castañas por temporada. En los últimos años la producción media ha caído a alrededor de 700 toneladas. Una serie de estudios y ensayos de campo coordinados desde esta Oficina han puesto de manifiesto que la caída en la producción se debe principalmente a la falta de polen en los campos. Antiguamente todos estos castañares contaban con un porcentaje de pies, catalogados como “bravos”, que, aunque daban menos castañas, actuaban como polinizadores, produciendo el polen necesario para fecundar los pies productivos. Probablemente el desconocimiento de esta función biológica esencial ha hecho que las últimas generaciones de propietarios decidieran cortar estos pies en teoría poco productivos y así, en la actualidad el porcentaje de polinizadores en el castañar es, en general, muy bajo. A todo esto hay que añadir la Varroa, una enfermedad de las abejas que durante este periodo de tiempo ha hecho desaparecer muchos de los enjambres que tradicionalmente se mantenían en los troncos huecos de los castaños y que distribuían de forma efectiva el poco polen que había por toda la extensión del castañar.
¿Hay soluciones?
(Diego Diajara ): En mi opinión, el castañar de la Sierra de Aracena es actualmente inviable y, si no se adoptan medidas urgentes, se llegará a una situación que va a comprometer seriamente su futuro. Yo, sin embargo, quiero ser optimista, y pienso que todavía se pueden hacer cosas. Una vez definidos los principales problemas que afectan al castañar, desde la Oficina Técnica de Regadíos de la Diputación de Huelva proponemos varias soluciones muy concretas que, en nuestra opinión, podrían a corto o medio plazo, resultar efectivas:
1. Modernizar la recogida de la castaña utilizando los procedimientos que se utilizan en otros países en el castañar tradicional y en pendientes más acusadas. Se podría, por ejemplo, recolectar las castañas habiendo puesto previamente unas mantas especiales que hay para ello. Con esto conseguiríamos abaratar costos.
2. Introducir variedades polinizadoras hasta cubrir al menos el 5 % de la superficie. Con esto se podría aumentar la producción hasta 4-5 mil toneladas/año.
3. Injertar nuevas variedades en las partes altas de los castaños, manteniendo los viejos pies y la estructura tradicional del castañar. Con esto se mejoraría la calidad de la castaña y aumentaría su valor en el mercado, sin cambiar la fisonomía de este bosque.
Soluciones como estas son relativamente sencillas y asumibles, y estamos convencidos de que podrían sacar al castañar de la decadencia en la que ahora se encuentra. Sólo falta que tanto la Administración como los propietarios de los castañares se decidan a actuar de forma coordinada y efectiva. Y es importante que se empiece a trabajar cuanto antes. No ya sólo porque la castaña puede volver a convertirse en una fuente de ingresos para estos pueblos, y porque estos bosques constituyen hoy día un importante reclamo turístico y un ecosistema único. Es mucho más. No hay que olvidar que el castañar ha hecho que esta Sierra sea como es, y que nunca más volvería a ser la misma si desapareciese... Basta pensar un poco para darnos cuenta de que aquí todo se lo debemos a los castaños...
Fotos: Diego Diajara, Oficina Técnica de Regadíos de la Diputación de Huelva
Como complemento a esta entrevista incluimos aquí un interesante documento que recopila información adicional sobre el castañar. Se trata del texto de una comunicación presentada al XI Coloquio Ibérico de Geografía celebrado en Octubre de 2008 en Alcalá de Henares por Marta Rubio Tenor, del Departamento de Geografía, Historia y Filosofía de la Universidad Pablo de Olavide. En esta comunicación, Marta Rubio hace un repaso a las características principales del castañar en la Sierra de Aracena, sus problemas, la normativa que lo protege, su historia y sus múltiples aspectos sociales y culturales.
El castañar, que hace siglos acabó desplazando a los bosques autóctonos de robles es, hoy en día, mucho más que un simple cultivo. Es también un bosque naturalizado muy antiguo que está declarado como hábitat de interés comunitario por la Directiva 92/43/CEE, del Consejo, de 21 de mayo, relativa a la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y flora silvestres, y que está protegido por la normativa del Parque Natural. Es una parte importante de la historia, del paisaje y del patrimonio antropológico y cultural de la Sierra. Y es una fuente de riqueza natural y turística para toda esta comarca. En el castañar confluyen muchos intereses (propietarios, administraciones, sociedad en general) y, a veces, algunos de ellos, enfrentados. Pero para que siga existiendo es necesario que el cultivo vuelva a ser viable y que las partes se pongan de acuerdo para encontrar soluciones.
Pulsando aquí puedes acceder al texto de Marta Rubio.
martes, 13 de enero de 2009
Plátanos de Almonaster
En la carretera que bordea Almonaster por arriba tenemos el mejor grupo de plátanos de sombra de toda la Sierra. Se trata de alrededor de 30 árboles, alineados a ambos lados de la carretera y distribuidos de forma bastante irregular a lo largo de casi un kilómetro. Son árboles bastante antiguos y, la mayoría, de un tamaño impresionante. Los hay que superan los 3.5 m de perímetro de tronco y 30 m de altura. Están entre los árboles ornamentales mayores de toda la Sierra y, en general, presentan un buen estado y no parecen haber sufrido desmoches ni podas abusivas. Esta arboleda es similar a las antiguas “alamedas” que ya hemos visto en otros pueblos, aunque a diferencia de aquellas, ésta está formada por plátanos, excepto por un viejo olmo, en bastante mal estado, que aparece intercalado entre las filas de plátanos… Quizás aquí también hubiera originalmente olmos que, por algún motivo, fueron luego sustituidos por plátanos.
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